Perdido en la silla del tiempo
deja escapar sus horas,
llenando de colillas ceniceros
Nadie se para ya a escucharle.

¿Que le quedó por hacer?
Tal vez sólo ganar alguna batalla.
Ya exprimió el jugo de su destino
ya conoció su tacto.
Conoció el amor, la pasión.. el dolor.

¿A quien le importa su ausencia?
Convertido en olvido, en maraña de polvo,
se olvidó del sonido del latir de la vida.
Sepultó sus sentidos bajo mantas de desidia
y atracó en un puerto sin retorno posible.
Ocupando el hueco de una silla
le cayeron arrugas,
su pelo luce de plata,
sus palabras, ya no tienen lecturas
de la risa hizo añicos
bebe de la soledad  y del recuerdo...
ambas son su compañía
a veces regresan y no reconoce.

¿Dónde están sus seres queridos?
Siente frio y tiembla estremecido.
En su memoria ya no habita el ayer, sino su niñez.
Y en sus manos brotan machas marrones
infinitas como mil margaritas.
Su cuerpo, cada vez más menguado
parece la sombra ausente del que fuera un día.
Ve en el espejo una imagen que ya no recuerda.

¿Creen realmente que no sufre?
Su sonrisa es un hueco oscuro en su cara.
Y sus ojos se tranformaron en una blanca catarata.
Le aplastó la soledad, que engulló su presente.
Se sabe mortal y caduco.
Por viejo y por estorbo
te tienen abandonado.


Abuelo... levantate y !!Vive!!.

Lilith.