Esta mañana un amigo me hizo una pregunta...

¿Podrías saber si dos personas … se aman….?
Y creo...

Cuando dos han estado juntos, se nota.
Su hermosura se huele en el aire,
les traiciona la felicidad,
derrochan sonrisas...
Irradian tal energía, que aparecen con pies ligeros,
como si al andar se flotase.
Se queda impregnado en el aire.
Cada caricia se graba en la memoria.
Se adhiere a los paisajes, el soñar cobra vida.
Aparecen brillantes, de tanto que relucen,
sobre todo si ha sido boca a boca,
compartiendo suspiros, apurando latidos.
Comiéndose los besos de sus bocas…
Uniendo sus cuerpos como sábanas blancas.

Cuando dos han estado juntos…
Son un mar de miradas… de silencios complacidos,
de estrategias, disimulos y batallas…
De goces, de agrados, de dicha.
Más aún cuando se aman a escondidas.
Se olvidan hasta de la piel propia
Y todos los sentidos se adhieren a la otra.
Se amalgaman.
Y sus perfumes de sexo se intercambian.
Las imágenes y aromas acuden a sus mentes.
Furtivas, sigilosas se cuelan... en cualquier momento y hora.
Los gestos se contagian, se pegan las palabras.
La mirada delata, se humedece… se aletarga.
Cuando dos han sido un uno intercambiable,
ya se desprecia al mundo fuera de su universo…
El mundo comienza en uno y termina con el otro.
No hace falta ni nadie ni nada.
Sólo desean verse por la mañana, a la noche, a deshoras.

Cuando no están juntos...
Duele entonces, la ausencia, el aire,
la mirada se apaga, la boca se marchita
la piel se entumece, se agrieta,
ante la falta de caricias.
La acidez del silencio quema en la garganta.
Les corroe la carencia y les siembra la nostalgia.
Comprueban la dura realidad... de que todo el mundo miente.
Y sienten que ya es tarde para detenerse…


Lilith.