Las ciudades de mis amigos
Mavi Gomez que tiene Madrid, que sin ella puedo vivir paseando por sus estrechas calles, llego al Madrid de los Austrias, la calle Segovia, Toledo, que me conducen a la Plaza Mayor, recordándome mi más tierna infancia cuando solía ir con mis padres al Rastro. Que no decir del Parque del Retiro, un domingo por la mañana, viendo los títeres y paseando en barca por el lago. Cierro los ojos y la miro como antaño la Puerta del Sol, con su inconfundible reloj que marca la hora, viendo como con el paso del tiempo cambia. Y mí querida Plaza España con su Quijote y su Sancho, que saludan al paso de todo viajero que se adentre por la plaza. Y la Gran Vía, que grandes recuerdos, cuantos musicales vistos, cuantos paseos por la noche del sábado, cuando Madrid está vivo..
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Patricia Corpas Barcelona 2020
Pues
mira, no va a ser del Sur
sueño… con Paris.
TROCITOS DE MIS SUEÑOS
La primera percepción que uno tiene de
Marrakech supera cualquier descripción, de verdad que choca y te quedas sin
palabras. Conocida como la ciudad roja por el color rojizo de las murallas de
la medina, de las casas y edificios, es una ciudad especial y todo un símbolo
de Marruecos.
Mari
Carmen Coca Castaño. (Machado)
¡Madrid, Madrid; qué bien tu nombre suena,
En la ciudad de Dagaari
que recita el viento
la realidad se reduce a la miseria.
Revueltas del hambre,
Una sombra de mujer se prostituye de luto entre las sabanas
El horizonte azul.
Como viajero que fui,
Granada sangrante
José Joaquín Guerra Serrano
"Un paseo por mi ciudad" Improvisado.
Comienzo a caminar y paseo por sus calles y plazas, un paisaje de blancas fachadas me rodea, hoy luce el sol y se respira el aire fresco y puro de mi Andalucía, cruzo el parque Arias Montano y me voy caminando lento hasta la plaza de San Pedro. Impasible, en lo alto me observan las ruinas del castillo, testigo de las civilizaciones pasadas, de cruentas batallas y de que la convivencia es posible. Antaño convivieron en mi ciudad hasta cuatro civilizaciones, hasta que las guerras por la posesión, basadas en las religiones, instauraron el odio entre culturas.
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Miguel Fernández Fernández
Cidade bimilenaria.
de solidas pedras,
por o fermoso rio
Miño.....
De paisaxes,
e paisanaxes
cálidos...
acolledores
Donde os forasteiros
non son forasteiros
so amigos,
irmans,
de misturas complexas...
de xentes sinxelas...
Esa e a miña Cidade....
Pilar Sanjuán
Presta parte de sus sueños, Madrid
Es esta ciudad de los "Austrias", de chulapos, de poetas,
de trúhanes, de señores, de criadas, de limpia botas y pobres.
Madrid, anochece... en un sueño largo.
Uno no sabe nunca cuándo va a bostezar
o despertarse.
La Gran Vía... La vida grande
Fluye con un ir y venir a deshoras,
trayéndola a menudo
y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías, las relaciones,
a fuerza de silencios rotos.
Se apodera de una promesa quieta,
un pájaro muerto,
un pez ,
un abrazo.
Mavi Gomez que tiene Madrid, que sin ella puedo vivir paseando por sus estrechas calles, llego al Madrid de los Austrias, la calle Segovia, Toledo, que me conducen a la Plaza Mayor, recordándome mi más tierna infancia cuando solía ir con mis padres al Rastro. Que no decir del Parque del Retiro, un domingo por la mañana, viendo los títeres y paseando en barca por el lago. Cierro los ojos y la miro como antaño la Puerta del Sol, con su inconfundible reloj que marca la hora, viendo como con el paso del tiempo cambia. Y mí querida Plaza España con su Quijote y su Sancho, que saludan al paso de todo viajero que se adentre por la plaza. Y la Gran Vía, que grandes recuerdos, cuantos musicales vistos, cuantos paseos por la noche del sábado, cuando Madrid está vivo..
Roberto Marcos El
regreso.
Son los mismos páramos huraños, labrados por labriegos harapientos. En un espasmo, el tiempo parece colapsado y es la misma atmósfera enlatada. El mismo leve viento que llevaba, rodando, los cardos corredores.
No ha cambiado nada desde el día ¡aquel lejano día! en que, hastiado del tedio, de la infinita quietud de la monotonía, salí precipitado, como quien sale huyendo, de un páramo yermo, hacia una libertad imaginada, detrás de un horizonte sin fronteras donde hubiera otros cielos, otras tierras, otros soles distintos, con que saciar el ansia de quimera.
Unas lágrimas de madre acongojada, no fueron el freno suficiente. Solamente hicieron más dura la partida.
Hoy recorro la senda nuevamente; la larga senda que conduce desde la vieja estación, al borde del abandono y del olvido, hasta el triste cementerio en ruinas que, impávido, aguanta las incurias del tiempo, en el límite entre el campo y las casas del borde de la aldea.
Y yo soy el que vuelve desgranando los recuerdos a lo largo del camino. Yo soy aquel desarraigado indómito, el bulto negro del rebaño blanco, que fue el tormento y el llanto de una madre callada, resignada y hacendosa, amante del orden y el aseo; del hogar y la casa. Yo soy el niño de las greñas rebeldes y alérgicas al peine, de las rodillas sucias, desconchadas en cruentas batallas con el polvo y con la tierra. Aquel a quien cada día su madre repetía:
-Lávate la cara y péinate, que más pareces el hijo olvidado por un vagabundo descarriado-.
Los soles y los cielos y las tierras tan lejanas, atrás quedaron y no eran propicios ni brillantes. Eran falsos diamantes. El soñado paraíso sólo era un falso país de fábula y de cuento. Lo formaban convulsas multitudes corriendo solas a ninguna parte. Eran caras de máscaras aisladas que no tenían tiempo de parase y mirarse entre ellos ni a la cara ni a los ojos. Eran como huevos en banasta, aislados en sus cáscaras. Eran colmenas izadas contra el cielo. Eran sonidos estridentes y músicas sintéticas que obstruían el paso a las baladas y al canto de los pájaros. Eran luces de neón multicolores, intermitentes, neuróticas, que opacaban el brillo a las estrellas.
Dando tumbos por el mundo adelante dejé un rastro de historia errática, intermitente, víctima del desamor y el desarraigo. Y son sus huellas evidentes el mapa dibujado en mis venas con trazos morados, dehiscentes, violentos, que agujas inexpertas trazaron en mis brazos al sur de la epidermis. O este tabique nasal tan taladrado por túneles siniestros.
Por eso, al recibir la funesta noticia de tu muerte, vuelvo a rendirte un único homenaje que aún queda al alcance de mi mano.
. Me he lavado la cara y me he peinado –para que no te enfades-. Me he rapado la barba y, con gran esfuerzo, intenté domarme el cabello, que es lo único rebelde que me queda. Me he puesto el traje nuevo y los zapatos limpios, aunque el polvo del camino, nuevamente, los haya mancillado. He comprado flores frescas que el viento de la tarde, con su calor agreste, ha ajado.
Aquí estoy, ya sé que demasiado tarde, delante de tu tumba y aquí quedan, sobre la tierra recientemente removida, ese ramos de flores. Ya sé que no es bastante. Ya sé que no podré pagarte el llanto y la desdicha. Pero es un último intento para lavar mi imagen. Aún recuerdo cuando padre y tú me reprochabais mi mundo de fantasmas. Yo os miraba lejano, creyéndome maduro y no sabía que me había saltado y alterado el ritmo de los estadios y sin estar maduro, pasé de estar verde a estar podrido.
Y ahora veo, que la tierra está húmeda. Tal vez las lágrimas, tanto tiempo calladas, detenidas, han brotado en tromba de tus ojos cerrados y han mojado la tierra.
Tal vez sea por ello que las flores, que parecían marchitas, se han tornado de una nueva apariencia; brillante y turgente, como si una sabia nueva, renacida, les hubiese surgido con tus lágrimas, que esperan, tal vez, a juntarse con las mías, que están secas…que no brotan.
Como un quejido, rasgó el silencio el pitido de un tren que se alejaba rompiendo el horizonte hacia un país maravilloso donde el cielo, el sol y la tierra son distintos pero que yo estoy seguro que no existe.
Son los mismos páramos huraños, labrados por labriegos harapientos. En un espasmo, el tiempo parece colapsado y es la misma atmósfera enlatada. El mismo leve viento que llevaba, rodando, los cardos corredores.
No ha cambiado nada desde el día ¡aquel lejano día! en que, hastiado del tedio, de la infinita quietud de la monotonía, salí precipitado, como quien sale huyendo, de un páramo yermo, hacia una libertad imaginada, detrás de un horizonte sin fronteras donde hubiera otros cielos, otras tierras, otros soles distintos, con que saciar el ansia de quimera.
Unas lágrimas de madre acongojada, no fueron el freno suficiente. Solamente hicieron más dura la partida.
Hoy recorro la senda nuevamente; la larga senda que conduce desde la vieja estación, al borde del abandono y del olvido, hasta el triste cementerio en ruinas que, impávido, aguanta las incurias del tiempo, en el límite entre el campo y las casas del borde de la aldea.
Y yo soy el que vuelve desgranando los recuerdos a lo largo del camino. Yo soy aquel desarraigado indómito, el bulto negro del rebaño blanco, que fue el tormento y el llanto de una madre callada, resignada y hacendosa, amante del orden y el aseo; del hogar y la casa. Yo soy el niño de las greñas rebeldes y alérgicas al peine, de las rodillas sucias, desconchadas en cruentas batallas con el polvo y con la tierra. Aquel a quien cada día su madre repetía:
-Lávate la cara y péinate, que más pareces el hijo olvidado por un vagabundo descarriado-.
Los soles y los cielos y las tierras tan lejanas, atrás quedaron y no eran propicios ni brillantes. Eran falsos diamantes. El soñado paraíso sólo era un falso país de fábula y de cuento. Lo formaban convulsas multitudes corriendo solas a ninguna parte. Eran caras de máscaras aisladas que no tenían tiempo de parase y mirarse entre ellos ni a la cara ni a los ojos. Eran como huevos en banasta, aislados en sus cáscaras. Eran colmenas izadas contra el cielo. Eran sonidos estridentes y músicas sintéticas que obstruían el paso a las baladas y al canto de los pájaros. Eran luces de neón multicolores, intermitentes, neuróticas, que opacaban el brillo a las estrellas.
Dando tumbos por el mundo adelante dejé un rastro de historia errática, intermitente, víctima del desamor y el desarraigo. Y son sus huellas evidentes el mapa dibujado en mis venas con trazos morados, dehiscentes, violentos, que agujas inexpertas trazaron en mis brazos al sur de la epidermis. O este tabique nasal tan taladrado por túneles siniestros.
Por eso, al recibir la funesta noticia de tu muerte, vuelvo a rendirte un único homenaje que aún queda al alcance de mi mano.
. Me he lavado la cara y me he peinado –para que no te enfades-. Me he rapado la barba y, con gran esfuerzo, intenté domarme el cabello, que es lo único rebelde que me queda. Me he puesto el traje nuevo y los zapatos limpios, aunque el polvo del camino, nuevamente, los haya mancillado. He comprado flores frescas que el viento de la tarde, con su calor agreste, ha ajado.
Aquí estoy, ya sé que demasiado tarde, delante de tu tumba y aquí quedan, sobre la tierra recientemente removida, ese ramos de flores. Ya sé que no es bastante. Ya sé que no podré pagarte el llanto y la desdicha. Pero es un último intento para lavar mi imagen. Aún recuerdo cuando padre y tú me reprochabais mi mundo de fantasmas. Yo os miraba lejano, creyéndome maduro y no sabía que me había saltado y alterado el ritmo de los estadios y sin estar maduro, pasé de estar verde a estar podrido.
Y ahora veo, que la tierra está húmeda. Tal vez las lágrimas, tanto tiempo calladas, detenidas, han brotado en tromba de tus ojos cerrados y han mojado la tierra.
Tal vez sea por ello que las flores, que parecían marchitas, se han tornado de una nueva apariencia; brillante y turgente, como si una sabia nueva, renacida, les hubiese surgido con tus lágrimas, que esperan, tal vez, a juntarse con las mías, que están secas…que no brotan.
Como un quejido, rasgó el silencio el pitido de un tren que se alejaba rompiendo el horizonte hacia un país maravilloso donde el cielo, el sol y la tierra son distintos pero que yo estoy seguro que no existe.
Elena Muñoz.
A los pies del Palacio de Oriente, en Madrid, están los
Jardines de Sabatini, y en él hay unos magnolios antiquísimos. Allí solía ir de
pequeña. Hace un tiempo volví, con alguien especial, y me senté bajo uno de
ellos; y esos recuerdos me inspiraron esto:
CIUDAD MADRID.
LUGAR JARDINES DE SABATINI
MAGNOLIO.
Sus ramas se abren
y abrazan el espacio en un intento de abarcar el aire que susurra entre sus
ramas. Justo debajo de él hay un banco que se acoge a su sombra y la ofrece a
paseantes y enamorados.
Mudo testigo de
tantas cosas, igual que sus compañeros, fieles al paso de los años y generosos
en ofrecer el dulce aroma a limón de sus flores.
Cuando era una
niña fui muchas veces a esos jardines, los de Sabatini. No sé si entonces ese
magnolio ya existía bajo la mirada vigilante del Palacio de Oriente. Quizá
entre sus ramas esté el recuerdo de los juegos infantiles, de las tardes de
otoño, del burro Perico dando vueltas con su carro lleno de niños.
Hoy he visto las
calles, los sitios de mi infancia, pero con una mirada nueva y sintiendo nuevas
sensaciones, como el magnolio ha ido renovando sus hojas y flores, pero siendo
siempre el mismo.
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Gustavo Fernandez Buenos
Aires .... ciudad de pasiones
Pasión por el futbol, todos discutimos el último partido y el último gol
Pasión por las bellas mujeres, todos buscamos la más linda y el mejor piropo
Pasión por el tango, nostálgico y seductor como cada argentino
Pasión por el humor, ese doble sentido que le ponemos a cada chiste
Pasión por la amistad, damos todo por un amigo
Pasión por el asado, esos mediodías de asado, vino, amigos y truco
Pasión por el mate y las facturas y una buena sobremesa
Pasión por ti Buenos Aires, que eres tan bella y seductora……
Pasión por el futbol, todos discutimos el último partido y el último gol
Pasión por las bellas mujeres, todos buscamos la más linda y el mejor piropo
Pasión por el tango, nostálgico y seductor como cada argentino
Pasión por el humor, ese doble sentido que le ponemos a cada chiste
Pasión por la amistad, damos todo por un amigo
Pasión por el asado, esos mediodías de asado, vino, amigos y truco
Pasión por el mate y las facturas y una buena sobremesa
Pasión por ti Buenos Aires, que eres tan bella y seductora……
Patricia Corpas Barcelona 2020
Bonitas sus calles y callejuelas, avenidas y paseos, sus barrios entrañables.
Alegre con las fiestas mayores en cada barrio y todos a la mayor en la Mercé
Romántica, mirando al mar y a la montaña, entre dos ríos, siempre hay un rincón que enamora.
Cercana, amiga de sus amigos recibe con un abrazo a los recién llegados.
Elegante y señorial, en L'Eixample las mejores joyas del Modernismo.
Loca por la música, por el teatro, por la pintura, por la escultura, cuna e inspiración de grandes escritores.
Onírica, ideal para soñar, para disfrutar de un gran amor sin que los demás te cuestionen.
Natural, no le gusta fingir, no le gustan los engaños y ni las falsedades, vive y deja vivir.
Amada es mi ciudad, en la que nací y vivo y no puedo pasar más de cinco días sin verla, sin pisarla.
Pues
mira, no va a ser del Sur
P’al Norte me voy a ir
Hasta llegar a Paris
Pasaré de Torre Eiffel
Y del Arco de De Gaulle,
Hasta del Louvre o del Sena
Para pasear despacio
Por las callejas de antaño
Esas que llenas están
De gentes de todo el mundo
Que miran extasiados
Los cafés donde la gente
Se sienta cara a la calle
Con los perros bien atados
Los vinos y las cervezas
Prestas a caer adentro.
Por la rue Buci
O Saint Germain des Près
Hasta el Boul Mich,
En pleno Barrio Latino
Para cenar en un griego
Moussaka y un buen salziki.
Y bajar luego a “une cave”
Para escuchar Jazz del bueno
Con un dudoso escocés
Para llevarme a los labios
sueño… con Paris.
TROCITOS DE MIS SUEÑOS
06.abril.2013
VICENTE VIGUER ESPERT
Sonia Cn Cn
La primera percepción que uno tiene de
Marrakech supera cualquier descripción, de verdad que choca y te quedas sin
palabras. Conocida como la ciudad roja por el color rojizo de las murallas de
la medina, de las casas y edificios, es una ciudad especial y todo un símbolo
de Marruecos.
Al entrar en la medina de Marrakech te rodeará un ambiente medieval con un
ritmo distinto y un continuo bombardeo de olores y sonidos embriagantes.
Pasear por las calles de la medina es todo un espectáculo, muchas de las calles
de la vieja medina medieval son demasiado estrechas para el paso de los coches
y el único medio de transporte puede llegar a ser el burro, una moto o las
piernas!
A pesar de la cantidad de turistas que llegan a Marrakech, la ciudad sigue
teniendo ese carácter singular y la vida cotidiana sigue como si nada.
Perderse por la medina es muy fácil dada la cantidad de calles, callejuelas
estrechas, pasadizos etc. pero no hay que preocuparse es parte del encanto de
la ciudad y siempre habrá más de un niño o joven dispuesto a ayudarte a llegar
a donde quieres (pagando alguna monedita muchas veces..).
Hay recuerdos
que te atrapan
para no soltarte.
Noches estrelladas,
días radiantes,
... tardes de lluvia
y paseos interminables.
Tu mano en mi cintura,
aquel café de la plaza,
y excursiones por el Sena
con besos en la mirada.
Aquella foto movida
con Notre Dame en una esquina,
tu risa contagiosa
y la libertad absoluta
de saber,
que sólo eramos dos
donde nadie nos conocía.
Amantes perfectos
cuando las madrugadas venían,
a comer de nuestros cuerpos.
Porque hay recuerdos
que te atrapan
para no soltarte.
Para el resto,
siempre nos quedará París
y sus noches estrelladas
y las excursiones por el Sena
y aquel café de la plaza
donde cogida por la cintura,
me besabas con la mirada.
SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS
que te atrapan
para no soltarte.
Noches estrelladas,
días radiantes,
... tardes de lluvia
y paseos interminables.
Tu mano en mi cintura,
aquel café de la plaza,
y excursiones por el Sena
con besos en la mirada.
Aquella foto movida
con Notre Dame en una esquina,
tu risa contagiosa
y la libertad absoluta
de saber,
que sólo eramos dos
donde nadie nos conocía.
Amantes perfectos
cuando las madrugadas venían,
a comer de nuestros cuerpos.
Porque hay recuerdos
que te atrapan
para no soltarte.
Para el resto,
siempre nos quedará París
y sus noches estrelladas
y las excursiones por el Sena
y aquel café de la plaza
donde cogida por la cintura,
me besabas con la mirada.
SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS
Mari
Carmen Coca Castaño. (Machado)
¡Madrid, Madrid; qué bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas!
La tierra se desgarra, el cielo truena,
tú sonríes con plomo en las entrañas.
Antonio Machado
Inés Perales
El Paralelo
tan conocido por mí de la mano de mi padre, el teatro Apolo, El
Molino.....entiendo porque le gustaba... ,bares teatros ,cabarets, marineros
que llegaban a puerto ,fulanas....en voz bajita me decía "No son bones les
dones que porten sabates vermelles."..Yo las miraba maravillada..
El Paralelo era la cara risueña de una época dura y difícil, el Arnau, el Cádiz...son recuerdos que los tengo bien guardados.
Pero no solo los domingos íbamos al Paralelo , mi padre tenía La SABIDURIA del rinconcito, en un ciudad hay rincones especiales, mira per aquí "pasaban els monjos per trobar-se en les monjes”, susurraba. Había unos que jamás olvidare..."MIRA Inés quien foral aquí fichaban el nados de les mares solteres ,"tenía una fijación, con las Maternidades, los Expósitos, quizás ... quizás porque se quedó huérfano a los cuatro años pero eso es otra historia.
El Paralelo era la cara risueña de una época dura y difícil, el Arnau, el Cádiz...son recuerdos que los tengo bien guardados.
Pero no solo los domingos íbamos al Paralelo , mi padre tenía La SABIDURIA del rinconcito, en un ciudad hay rincones especiales, mira per aquí "pasaban els monjos per trobar-se en les monjes”, susurraba. Había unos que jamás olvidare..."MIRA Inés quien foral aquí fichaban el nados de les mares solteres ,"tenía una fijación, con las Maternidades, los Expósitos, quizás ... quizás porque se quedó huérfano a los cuatro años pero eso es otra historia.
Chere González Pérez
En la ciudad de Dagaari
Por las escaleras celestiales de la infancia
corrió la niñez a la batalla
No hay gloria en la sangre,
solo llaves que conducen
A las puertas mismas
Del infierno.
Los paraísos son solo perdidas leyendas
que recita el viento
Nada pasa en Dagaari nada pasa
En la tragedia de un vientre vendido,
la realidad se reduce a la miseria.
Revueltas del hambre,
Con hambre los pueblos se levantan.
La pobreza, la enfermedad, la guerra,
trazan a solas
Sudarios blancos
Una sombra de mujer se prostituye de luto entre las sabanas
Nada pasa en Dagaari nada pasa
Por las arenas del desierto huellas fugaces,
zigzagueantes, sin rumbo
Hacia ninguna parte caminan
Los sueños de los hombres.
Espejismos de futuro,
El horizonte azul.
Las fronteras del Norte están cerradas
En palacios de oro,
Por los confines invisibles del planeta
La injusticia canta alabanzas
A los dioses
Del poder y de la muerte
Nada pasa en Dagaari, nada pasa
Federico Pérez
Como viajero que fui,
Y en cuanto la vi
A sus pies sin dudarlo, me rendí
Donosti me embrujo
Cosmopolita, acogedora y tremenda
Me deleita con sus playas
Ondarreta, la Concha y Zurriola
Repletas de paseantes ante cualquier atisbo de luz
La bahía con su Santa clara central
El puerto en el centro bajo el monte Urgull
Nace como rio extraviado una ciudad vieja que se extiende sin parar
Y acaba en Eguia, Amara o Ayete
Si queréis gozar con vuestro paladar, al Igueldo a almorzar
Primeras estrellas veréis fulgurar
Y en sus fiestas podréis danzar
Semana grande, tamborrada, o al cine quizás
Recorriendo sus calles os podéis asombrar
Edificios y casas de dos siglos atrás
Conservadas y cuidadas están
Capital del surf, como le gusta a Juncal
Y buena gente que os quiere agasajar
Montañas verdes la rodean, Zarautz Orio y Lasarte
Y tortillas de Bacalao
Pasajes, Guetaria e Irun
Sidra, y chuletones de buey
Si algún día tuviera que cambiar
A Easo iría a vivir
Granada sangrante
Granada delirante
Como los granos de su fruto
Tus dientes son rojos
Como lágrimas de mi corazón
Se convierten mis ilusiones
Mis fantasías
Y mis emociones.
Cuervo Rock
Me vi reflejado en tus charcos,
donde la ciudad me cubría.
Esas baldosas flojas
sobre Corrientes,
rumbo para Florida
peatonal insomne, inmóvil.
Tus luces en librerías
de medianoche
dejaba ver detrás de sus cristales
ávidos de letras que comían
renglón a renglón,
libros y más libros.
Fijando mi vista
al desnivel del bajo
asoma el Luna Park,
centro de grandes batallas de box
y que también, en mi niñez
disfruté de algún espectáculo infantil.
Mi ciclón, del alma.
Buenos Aires,
tierra de inmigrantes,
donde muchos vivieron y murieron
buscando hacerse la América
añorando volver a su tierra,
pero con el tiempo,
empezaron a amarte
dejando allí a sus hijos
que con el tiempo,
como es mi caso
hicieron realidad
su primer sueño
volver a pisar la tierra
donde nacieron sus padres.
Buenos Aires....
en la distancia, te extraño..
Y como dice el tango...
"cuando yo te vuelva a ver...”
quizás haya pena....pero no olvido...
Me vi reflejado en tus charcos,
donde la ciudad me cubría.
Esas baldosas flojas
sobre Corrientes,
rumbo para Florida
peatonal insomne, inmóvil.
Tus luces en librerías
de medianoche
dejaba ver detrás de sus cristales
ávidos de letras que comían
renglón a renglón,
libros y más libros.
Fijando mi vista
al desnivel del bajo
asoma el Luna Park,
centro de grandes batallas de box
y que también, en mi niñez
disfruté de algún espectáculo infantil.
Mi ciclón, del alma.
Buenos Aires,
tierra de inmigrantes,
donde muchos vivieron y murieron
buscando hacerse la América
añorando volver a su tierra,
pero con el tiempo,
empezaron a amarte
dejando allí a sus hijos
que con el tiempo,
como es mi caso
hicieron realidad
su primer sueño
volver a pisar la tierra
donde nacieron sus padres.
Buenos Aires....
en la distancia, te extraño..
Y como dice el tango...
"cuando yo te vuelva a ver...”
quizás haya pena....pero no olvido...
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José Joaquín Guerra Serrano
"Un paseo por mi ciudad" Improvisado.
Hay momentos en la vida, en los que por extrañas circunstancias, te paras por un momento y es entonces cuando recuerdas momentos especiales, seres queridos que se fueron, e incluso te pones a observar la belleza que te rodea y, de la que normalmente, no eres consciente.
Miro a mí alrededor y me veo rodeado de la belleza de mi ciudad, un pequeño pueblecito que tiene título real de ciudad, por los caprichos de un monarca, que también quedó prendado de su cultura y su belleza.
Las calles empedradas me llevan a otro tiempo, a mi niñez, a los juegos en las calles. A aquellos tiempos en los que no existían ni los vídeo-juegos, ni los ordenadores, cuando para llamar por teléfono tenías que ir a una cabina y si te llamaba alguien lo tenía que hacer a casa de... de la vecina, porque en la mía no había dicho aparato. Aquel tiempo en el que no sólo se fumaba en los bares, sino hasta en los hospitales.
Comienzo a caminar y paseo por sus calles y plazas, un paisaje de blancas fachadas me rodea, hoy luce el sol y se respira el aire fresco y puro de mi Andalucía, cruzo el parque Arias Montano y me voy caminando lento hasta la plaza de San Pedro. Impasible, en lo alto me observan las ruinas del castillo, testigo de las civilizaciones pasadas, de cruentas batallas y de que la convivencia es posible. Antaño convivieron en mi ciudad hasta cuatro civilizaciones, hasta que las guerras por la posesión, basadas en las religiones, instauraron el odio entre culturas.
Bajo el castillo, imperecedera, superviviente a las guerras, a las épocas de lluvia y a las sequías, a la alegría y al llanto, la insignia de la ciudad, "La gruta de las maravillas" la mayor expuesta al público en Andalucía, escoltada por el museo de arte contemporáneo al aire libre más grande de Europa, "El museo Andalucía". El paseo es cansado, otro día seguiré deleitándome con el pasear por Aracena, mi ciudadla vecina, porque en la mía no había dicho aparato. Aquel tiempo en el que no sólo se fumaba en los bares, sino hasta en los hospitales.Comienzo a caminar y paseo por sus calles y plazas, un paisaje de blancas fachadas me rodea, hoy luce el sol y se respira el aire fresco y puro de mi Andalucía, cruzo el parque Arias Montano y me voy caminando lento hasta la plaza de San Pedro. Impasible, en lo alto me observan las ruinas del castillo, testigo de las civilizaciones pasadas, de cruentas batallas y de que la convivencia es posible. Antaño convivieron en mi ciudad hasta cuatro civilizaciones, hasta que las guerras por por la posesión, basadas en las religiones, instauraron el odio entre culturas.Bajo el castillo, imperecedera, superviviente a las guerras, a las épocas de lluvia y a las sequías, a la alegría y al llanto, la insignia de la ciudad, "La gruta de las maravillas" la mayor expuesta al público en Andalucía, escoltada por el museo de arte contemporáneo al aire libre más grande de Europa, "El museo Andalucía". El paseo es cansado, otro día seguiré deleitándome con el pasear por Aracena, mi ciudad
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Miguel Fernández Fernández
Lucus Augusti:
Cidade bimilenaria.
de solidas pedras,que rezuman historia,
de pontes romanas,
de terras bañadas...
por o fermoso rio
Miño.....
Cidade de clima frio,
pero corazón quente...
Acolledora
Doce....
De paisaxes,
e paisanaxescálidos...
acolledores
Donde os forasteiros
non son forasteiros
so amigos,
irmans,
Cidade acolledora,
de urbanitas e aldeans
de misturas complexas...
de xentes sinxelas...Esa e a miña Cidade....
Lugo!!!!!!!!
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Sus calles, su historia,
Presta parte de sus sueños, Madrid
Es esta ciudad de los "Austrias", de chulapos, de poetas,
de trúhanes, de señores, de criadas, de limpia botas y pobres.
Madrid, anochece... en un sueño largo.
Uno no sabe nunca cuándo va a bostezar
o despertarse.
La Gran Vía... La vida grande
Fluye con un ir y venir a deshoras,
trayéndola a menudo
y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías, las relaciones,
a fuerza de silencios rotos.
Se apodera de una promesa quieta,
un pájaro muerto,
un pez ,
un abrazo.
De madrugada,
siento que es cierto que las niñas ya no quieren ser princesas.
Las reinas apoyan sus tacones en las esquinas.
Cuerpos del amor, voluptuosos labios, sus curvas.
Poco a poco, lentamente marchitan sus margaritas.
Los jóvenes deambulan sin destino por las bocas del metro.
Los sin techo fabrican sus lechos de cartón.
Los decentes, los de siempre ya andan dormidos.
siento que es cierto que las niñas ya no quieren ser princesas.
Las reinas apoyan sus tacones en las esquinas.
Cuerpos del amor, voluptuosos labios, sus curvas.
Poco a poco, lentamente marchitan sus margaritas.
Los jóvenes deambulan sin destino por las bocas del metro.
Los sin techo fabrican sus lechos de cartón.
Los decentes, los de siempre ya andan dormidos.
Desde Montería, Oeste, Chueca, Sol.
La ciudad tiene el alma
de todos en un hilo invisible.
Estrangula las ganas de llorar.
Aquí sólo viven
los que tienen valor para no regresar
a morderse los sueños
en el mar de sus desengaños.
….Y bulle, vive, trasnocha en solitario.
Alimentando ilusiones en sus calles de adoquines.
Madrid jura cada tanto tiempo comenzar una vida mejor.
No quiero estar triste, ahora no
Me embriaga un susurro que me dice que todo marcha bien
como una música, en la noche, lejana, que se apaga
La ciudad tiene el alma
de todos en un hilo invisible.
Estrangula las ganas de llorar.
Aquí sólo viven
los que tienen valor para no regresar
a morderse los sueños
en el mar de sus desengaños.
….Y bulle, vive, trasnocha en solitario.
Alimentando ilusiones en sus calles de adoquines.
Madrid jura cada tanto tiempo comenzar una vida mejor.
No quiero estar triste, ahora no
Me embriaga un susurro que me dice que todo marcha bien
como una música, en la noche, lejana, que se apaga
Muchas gracias a todos por vuestro entusiasmo y participación.
Un abrazo
Lilith.