Esos... los que escriben a favor de la libertad,
los autollamados íntegros, progresistas, tolerantes
nunca olvidan
nunca ofrecerán ninguna tregua
se nutren de carnaza, como las bestias.
Limpian su ira con la bandera blanca.
Cuanto trabajo por un insignificante
ser
cuantas voces en la clandestinidadanalizado hasta el milímetro
subrayado
con alevosía, dolo y crueldad.
Insaciables.
condenan .... y continúan permitiendo que cualquier mancha
rezume y vuelva a la orilla
como el chapapote se expande y
contamina.
No miran a los ojos, esquivan, se esconden.
Soplan, y vetan... repudian.
No escuchan.
¿Quién no mordió jamás la manzana de
Eva?
¿Hay alguien libre del pecado
Original?
¿Fue del muro de las lamentaciones
donde encontraron las piedras?
¿Quién está libre de cualquier falta?
¿Quién no tiene su propio talón de
Aquiles?
¿Quién no guarda sus miserias en el
dobladillo de su falda?
El rencor se alimenta de
equivocaciones.
De mayorías, absolutas, de sufragios.
Se ampara en la leyes, que crean a su imagen y semejanza.
La egolatría necesita de súbditos, de
coro, de alimañas
que jamás perdonarán ningún error,
aunque la humanidad empiece hoy.
Y sea el cuarto día de la creación.
No se pierde el tiempo averiguando las penitencias impuestas,
no otorgan el derecho de la duda. Ni un ápice.
¿Alguien escuchó alguna palabra del condenado?
Sin ningún atisbo de oportunidad.
Ni reinserción.
Puedes nacer cien mil veces, que seguirás con la letra escarlata.
En el campo de concentración del escarnio.
Y de nuevo ofrecerán la cabeza del
débil, del acosado, del diferente
servida en bandeja de plata
sacrifico para Salomé.
Juicios Salomónicos.
Porque hasta al peor de los reos
incluso con grilletes
le permiten sentarse en el banquillo de
los acusados
y se le otorga un abogado de oficio.
"No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente".
Virgina Wollf.
Lilith.