Los nadies

 
 
 
 
No éramos nadie
ni tan solo nada
sólo andábamos
liando
cigarrillos de poemas
entre surcos
de las calles que lloraban.
 
 
 
En los huecos de adoquines...
en las grietas del desnudo
y en las palmas de la infancia.
Creyéndonos invencibles.

 Pero juntos.
 
 
 
 
   Lilith.