AMEMOS EL PASTO FERTIL.

 
 
 
En alguna parte aúlla la ira
vivimos la estación de la desvergüenza
de los verdugos desafinados.
Pretenden cubrirnos los astros con voces ciegas...

cojeamos por la vía láctea las penas
depositamos luceros en las pestañas
nos dejamos llevar con las aves de otras ciudades
indiferente helada
arena, cal, canto y seña de una España saqueada.

A mi me harta un poco todo esto
de ser humana.
Me niego a excluir, por inútil
toda evolución filosófica,
todo intento de reivindicación
toda palabra definitiva.

 Me niego a aceptar un milímetro más de barbarie.
No tolero la ignominia de los arrogantes
al creernos ignorantes.
Gasean toda la belleza mancillada de nuestros trozos rotos.
Insisten en escupirnos los rostros.

Algunos buscamos un pedacito de tierra
un alma que nos arrulle en un pequeño suelo
cuando cae la tarde.
Vivir en la estación del amor como la hierba.
Cuidar un pasto fértil y puro.
Mantener el amor del árbol y sus raíces
preservamos el cuerpo y a los hijos de la corrupción
y mientras
seguiremos
buceando entre poemas
para aliviar el desencanto.
 
Lilith.