Del viaje, del tren, del andén
no puedo decir nada
porque llegué dormida
como quien llega al mar
a no pensar.
Esperando
de nuevo el abrazo de la ciudad.
Bullicio,
semáforos... sirenas de policía y sus letreros de Neón...
Teatros.
La
Gran Vía... la gran vida.
Y
te los cruzas...
Miles
de veces, con la mirada en el suelo,
con
unos ojos ausentes
caminan
vacíos y solos
Y
huyen del contacto excesivo con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones.
en demasiados trajines y conversaciones.
Madrid,
anochece... en un sueño largo
y
uno no sabe nunca cuando va bostezar
y
cuando va a despertar.
Fluye la vida con un ir y venir a deshoras,
trayéndola a menudo y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
a fuerza de silencios rotos
para apoderarse de una promesa quieta
un pájaro muerto
un pez
Fluye la vida con un ir y venir a deshoras,
trayéndola a menudo y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
a fuerza de silencios rotos
para apoderarse de una promesa quieta
un pájaro muerto
un pez
un
abrazo.
Siento
que Madrid, me acoge, cual visitante pasajero
como
a todos los turistas, los madrileños y sus inmigrantes,
a
la búsqueda de una ciudad prometida, un nuevo mundo ilusionante.
Sus
calles, su historia me presta parte de sus sueños
de
aquella ciudad de los austrias, de chulapos, de poetas,
de truhanes, de señores,de
criadas, de limpia botas y pobres.
De
madrugada,
siento
que es cierto que las niñas ya no quieren ser princesas.
Las
reinas apoyan sus tacones en las esquinas
cuerpos
del amor, voluptuosos labios, sus curvas.
Que
poco a poco, lentamente marchitan sus margaritas.
Los
jóvenes deambulan sin destino por las bocas del metro.
Los
sin techo fabrican sus lechos de cartón.
Los
decentes, los de siempre ya andan dormidos.
La
ciudad tiene el alma de todos
en un hilo invisible
que estrangula las ganas de llorar.
en un hilo invisible
que estrangula las ganas de llorar.
En
la ciudad sólo viven
los que tienen valor para no regresar
a morderse los sueños
los que tienen valor para no regresar
a morderse los sueños
en
el mar de sus desengaños.
Y
bulle, vive, transnocha en solitario
alimentando
ilusiones en sus calles adoquinadas.
De
la ciudad no amo esa indiferencia, ese anónimo desaire.
Madrid
jura cada tanto tiempo comenzar una vida mejor.
No
quiero estar triste, ahora no.
E
intento en vano buscar una palabra capaz de cerrar este sentimiento.
Esa,
la adecuada, la que habla en nuestros sueños;
esa que a veces la escucha nuestro espíritu en el pensamiento...
Y con su rumor por un instante retornan
ecos de la primera poesía de la vida nuestra
esa que a veces la escucha nuestro espíritu en el pensamiento...
Y con su rumor por un instante retornan
ecos de la primera poesía de la vida nuestra
esa
que susurra que todo marcha bien
como una música, en la noche, lejana, que se apaga
como una música, en la noche, lejana, que se apaga
de Madrid al Cielo...
...
y se acerca el momento...
!!Empieza
el espectáculo!!
lilith.