Premio Nacional de Poesía 2012



El poeta Antonio Carvajal (Granada, 1943) ha sido galardonado hoy con el Premio Nacional de Poesía por "Un girasol flotante", una galardón que le llega en un momento en el que se planteaba cuándo llega el momento de "callarse" para evitar una "poesía de viejo", que a veces puede malograr una carrera literaria.
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha reconocido con el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Poesía, dotado con 20.000 euros, a este autor de una extensa obra poética, que es además doctor en Filología Románica y miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada.
En declaraciones a Efe, Carvajal ha reconocido que, a punto de cumplir los 70 años, el galardón le ha llegado cuando reflexionaba sobre cuál debe ser el momento "adecuado" para callarse, aunque se ha mostrado convencido de que no le faltarán ganas de escribir.
 
Doctor en Filología Románica por la Universidad de Granada, es miembro de su Academia de Buenas Letras. Es Director de la Cátedra Federico García Lorca y ha colaborado con numerosos músicos que han puesto música a sus textos (Antón García Abril, Juan Alfonso García, Alberto García Demestres, José García Román, Gustavo Yepes y la cantautora Rosa León) y también con diversos artistas plásticos con los que ha editado libros, catálogos y carpetas de serigrafías, fotografías y grabados. Fue director del Aula de Poesía de la Universidad de Granada y editor de las colecciones Suplementos de pliegos de vez en cuando y Corimbo de poesía y desde 1990 dirige la Colección Genil de literatura de la Diputación Provincial de Granada. Cuenta en su haber con los premios Ciudad de Baeza (1987), Andalucía de la Crítica, de la Crítica de Poesía en castellano (1990), Villa de Madrid, Francisco de Quevedo y Nacional de Poesía 2012. Es considerado uno de los poetas mayores de la actual poesía española contemporánea y el más caudaloso e infatigable de la llamada Generación del 70. Sus libros han sido destacados como los más intensos y personales que han aparecido en las últimas décadas.
Notable renovador de la tradición poética andaluza, artífice de una versificación depurada e innovadora, ha seguido fielmente, desde su primer poemario, la línea de la poesía barroca. Esta fidelidad no sólo se ha mantenido en cuanto a la utilización de los recursos técnicos (a Carvajal le gusta usar las combinaciones estróficas más complicadas y las figuras retóricas más evidentemente quevedianas y gongorinas), sino también en cuanto a diversos planteamientos del contenido, que se caracteriza por una celebración -con profunda raigambre filosófica- de la vida y del "amor cósmico". No obstante, se ha de señalar que desde mediados de los 80 la poesía de Antonio Carvajal –sin abandonar por completo las estructuras cultas ya mencionadas- se expresa también en módulos de la poesía popular. En noviembre de 2012 ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía por la obra Un girasol flotante, el premio incluye una dotación económica de 20.000 euros para el ganador .
Adunto unos de sus poemas.



Poema final
A Mari Paz Muros y Juan Carlos Lazúen

"Dejó un cuadro, un puñal y un soneto."
Manuel Machado

Si mañana no vivo, si mañana
queda inmóvil la luz en mi ventana
sin mi apresuramiento y mi figura,
sabed que algún soneto os he dejado
y que, cruzando del olvido el vado,
salvé de tantos cuadros la hermosura.

El puñal me lo llevo entre los dientes
porque morder las frases más mordientes
es caridad, si no cautela humana.
¿Qué os dejo? Mi palabra agradecida
y nada más. Si acaso, una manzana

que en vuestras bocas suene a fresco fruto.
Iré a otra luz. La luz no guarda luto
por quien la amó en el arte y en la vida.



Pocas cosas más claras me ha ofrecido la vida...

Pocas cosas más claras me ha ofrecido la vida
que esta maravillosa libertad de quererte.
Ser libre en este amor más allá de la herida
que la aurora me abrió, que no cierra la muerte.
Porque mi amor no tiene ni horas ni medida,
sino una larga espera para reconocerte
sino una larga noche para volver a verte,
sino un dulce cansancio por la senda escondida.
No tengo sino labios para decir tu nombre;
no tengo sino venas para que tu latido
pueda medir el tiempo sin soledad un día.
 

Y así voy aceptando mi destino, el de un hombre
que sabe sonreírle al rayo que lo ha herido
y que en la tierra espera que vuelva su alegría.

 
Muchas felicidades.