Pedro Carlos Cavadas




Un médico valenciano y del mundo.


Pedro Carlos Cavadas Rodríguez (Valencia, 1965) es un cirujano plástico español. Ha alcanzado fama internacional debido a sus éxitos en el trasplante de extremidades y, recientemente, por llevar a cabo, en 2009, el primer trasplante de cara realizado en España (octavo del mundo).

Se licenció en Medicina en 1989 en la Universidad de Valencia con Mención de Honor. Realizó la especialidad de Cirugía Plástica y Reparadora como Médico Interno Residente en el Hospital La Fe de Valencia, obteniendo el título en 1995. Ese mismo año obtuvo el grado de Doctor por la Universidad de Valencia, con la calificación de Apto cum laude. Completó su formación en EEUU.
Tras una etapa en el Centro de Rehabilitación de Levante y el Hospital Clínico de Valencia, regresó al Hospital la Fe, con estancias temporales en Kenia , donde ha creado una fundación de cirugía reparadora.
El doctor Cavadas, según ha reconocido él mismo, se convirtió en el prototipo de cirujano rico y ambicioso. Sin embargo, la muerte de su hermano y sus estancias en Kenia le llevaron a cambiar de vida y crear la Fundación Pedro Cavadas, organización sin ánimo de lucro que se dedica a cirugía reconstructiva en África. La misión de la Fundación es, según sus propias palabras, "ayudar a aquellos que no pueden elegir y a la vez devolver aquello que nos ha sido dado".
El hombre de las misiones imposibles, el que atiende a pacientes con nada que perder y mucho que ganar.
Cavadas recompone la postura sobre la butaca blanca de su consulta en Valencia. Dos grandes fotos de sus dos hijas adoptivas chinas le custodian, en la pared. Su clínica es una mezcla de la asepsia cool de un centro occidental moderno con el colorido de las máscaras de sus viajes a África; un resumen de su existencia: anclada en Occidente, pero con la mente puesta en esa experiencia de vida real que ofrece el suelo africano.
No es un trabajador más, como a él le gusta definirse.
No puede ser normal quien tiene en su haber diagnósticos imposibles, intervenciones a vida o muerte y soluciones innovadoras, como cuando logró reimplantar el brazo amputado a un hombre de 63 años tras mantenerlo nueve días unido a las arterias de una de sus piernas. Su estilo étnico y desenfadado también resulta poco convencional. El médico valenciano asegura que no le gusta vestirse con bata, traje o cualquier prenda que se parezca a "un disfraz de médico".

Pese a sus éxitos, el médico valenciano no se ha dado ningún baño de vanidad. "La vanidad es una bestia que hay que controlar mucho, mucho, mucho. Es tan fácil que la vanidad se lo coma todo, que se lo coma todo y que sólo quede ella. Un pelín de vanidad profesional es necesaria para currar veinte mil horas al día, para acometer cosas difíciles. Pero hay que tenerla muy atada. Mucho. "
Ha evolucionado desde el lujo y la ostentación a la humildad y el altruismo. El punto de inflexión fue su descubrimiento de África. Se plantó en Kenia para tantear el terreno, atender a algunos de sus habitantes y volverse a casa sin ser del todo consciente de la cantidad de problemas que había en esos países, según reconoció en una entrevista.
De ese viaje volvió otro Pedro Cavadas. Uno más consciente y comprometido. La muerte de uno de sus hermanos en un accidente de tráfico fue la desgracia que terminó de “abrirle los ojos” y le ayudó a ver más allá de sus cuentas bancarias.
A raíz de estos acontecimientos fue incapaz de volver a conducir su Porsche, ni ninguno de sus otros vehículos de coleccionista. Tanto él como el resto de su familia vendieron sus coches de lujo y se metieron de lleno en un proyecto de ayuda para África. De ahí nació la fundación Pedro Cavadas, que se nutre económicamente en un 99 % de las operaciones privadas del doctor y del estudio de los arquitectos Virginia y Eduardo Cavadas; tan sólo el uno por ciento restante corresponde a donativos.

A pesar de que para Cavadas, licenciado en Medicina en 1989, los reconocimientos son un “masaje de vanidad”, en este caso se convierten en algo positivo, pues es lo que le permite no sólo desplegar misiones quirúrgicas en África, sino también traer grupos de niños enfermos aquí. Los opera y los mete en su propia casa para seguir su recuperación. Monta verdaderos hospitales de campaña en su propia vivienda, pues ha llegado a tener hasta 10 niños a la vez con sus respectivos familiares. Parece ser que su felicidad está en la de reconstruir por fuera (y por dentro) la vida de los demás.
Su última hazaña ha sido el primer transplante facial español, y el primero en el mundo de mandíbula y lengua, en el que se ha desgañitado por proteger la identidad de su paciente y del donante. Él se mantiene en su intento de ser 'normal', lo que precisamente le convierte en una 'rara avis'.


- O sea, no sólo opera en África gratis, sino que además pone usted el dinero

- "Toda la gente se gasta el dinero en lo que más le gusta, en lo que le hace ilusión. Y a mí este proyecto me hace mucha ilusión".

- "Nadie ha pagado una entrada más cara por nacer en el hemisferio Norte"
dijo una vez.
- "En las zonas duras del planeta, la gente no está de mala hostia todo el día. Al revés, lo pasan mal, pero los ratitos en que no lo pasan mal están alegres. Bailan, cantan. ¿Cómo es esto posible? En Occidente lo tenemos casi todo, o eso nos hacen creer, y estamos de mala leche todo el tiempo".

"Es la cirugía de las sociedades saciadas. Cuando alguien está saciado, tiene más comida de la que puede comer, más música de la que puede oír, más placer del que puede experimentar, entonces se empieza a preocupar por la puntita de la nariz o el michelín. Cuando la gente tiene vidas duras, y la mayoría de la humanidad las tiene, no se preocupa de eso. Y no es tan infeliz. AL REVÉS. Aprecia el más mínimo significado de la vida. Y la disfruta."


Un ser humano que ha encontrado su camino, su lugar, su destino ¿tal vez? ... en la vida. Ayudando y dando una oportunidad a seres humanos rotos, mutilados, desahuciados, que han tenido la suerte de cruzarse en el camino de su estela. En una palabra ADMIRABLE.